Se
gesta a mediados del año 1533 cuando Clemente VII encarga a Miguel Ángel
la ejecución de dos frescos en las paredes frontales de la Capilla
Sixtina representando el Juicio, en la pared de la capilla donde se
encuentra el altar, y la Resurrección, en la pared de enfrente.
Su sucesor, Paulo III, la continua.
El 16 de abril de 1535 se empezó a levantar el andamiaje y en enero de
1537 se iniciaba la decoración pictórica, siendo descubierta de manera
oficial el 31 de octubre de 1541.
El
fresco es de enormes dimensiones -13,70 x 12,20 metros- e incluye casi
400 figuras de las que se han identificado aproximadamente 50. La zona
superior de la composición, más de la mitad de la pared, está ocupada
por el mundo celestial presidido por Cristo como juez en el centro de la
escena, inicialmente desnudo y en una postura escorzada, levantando el
brazo derecho en señal de impartir justicia y cierto temor a los
resucitados. A su lado, la Virgen María, rodeadas ambas figuras por un
conjunto de santos, apóstoles y patriarcas que constituyen el primer
grupo circular. A ambos lados de este grupo central diferentes mártires,
vírgenes, bienaventurados y Confesores de la Iglesia forman una segunda
corona. En los lunetos superiores aparecen dos grupos de ángeles que
portan los símbolos de la Pasión: la corona de espinas, la cruz y la
columna, ofreciendo las más variadas posturas y reforzando la sensación
general de movimiento.
Miguel Ángel quiso representar de esta manera la
salvación de la Humanidad a través de la llegada de Cristo en la parte
más elevada de la pared. A los pies de Cristo se sitúan dos santos que
ocupan un lugar privilegiado: San Lorenzo, que porta la parrilla de su
martirio, y San Bartolomé, con una piel que alude a su muerte,
apreciándose en su rostro un autorretrato del pintor. En la zona
intermedia podemos encontrar tres grupos; en la izquierda, los juzgados
que ascienden al Cielo mientras que en la parte contraria se ubican los
condenados que caen al Infierno, ocupando los ángeles trompeteros el
centro para despertar a los muertos de la zona inferior que se
desarrolla en el espacio izquierdo de este último tramo. En la zona
inferior derecha hallamos el traslado de los muertos en la barca de
Caronte ante el juez infernal Minos -la figura de la esquina con
serpientes enrolladas alrededor de su cuerpo- y la boca de Leviatán. La
escena se desarrolla sin ninguna referencia arquitectónica ni elemento
de referencia, emergiendo las figuras de un azulado cielo donde flotan
con una energía y seguridad difícilmente igualables. Son numerosas las
referencias y fuentes en las que Miguel Ángel se inspiró según aluden
los especialistas.
En el aspecto literario parece seguro el empleo de tres fuentes: la
Divina Comedia de Dante, la bíblica Visión de Ezequiel y el Apocalipsis
de San Juan. El descubrimiento del fresco provocó inmediatas reacciones
de aspecto moral; el cronista de ceremonias pontificio Baggio da Cesena
ya lo criticó antes de su inauguración oficial, seguido por Pietro
Aretino y los asistentes al concilio de Trento,
que no podían permitir los desnudos de la obra ante las acusaciones de
paganismo que lanzaban los reformistas.
Este aluvión de críticas
motivará que en la reunión de la Congregación del Concilio del 21 de
enero de 1564 se ordenara el cubrimiento de toda "la parte obscena"
encargando la ejecución al pintor Volterra. Se registrarían nuevas
intervenciones a lo largo de los siglos XVI, XVIII y XIX que, junto al
humo de las velas, motivarían la suciedad del conjunto de frescos de la
Capilla. En 1964 se inició un programa de restauración de todas las
obras que finalizó en 1994